lunes, 30 de junio de 2025

Diseño de portada: el sentimiento de la novela en una imagen

 No sé cuántas veces he leído y escuchado la frase "no se debe juzgar un libro por su portada", pero confieso que yo sí le doy importancia  a la portada... Y mucha.

La portada de un libro es la primera impresión que el posible lector tendrá de la historia, es la imagen que le servirá para decidir si lee la sinopsis o sigue de largo. Por ende, es un arma poderosa (sino es que la más) que tenemos quienes escribimos historias para enamorar al público.

Portada Versión 2. El maullido de los Silvano

¿Cómo se hace una buena portada? Lamento decirles que no lo sé, pues  no soy mercadóloga ni diseñadora; pero soy dibujante y sé que quiero poner los sentimientos de mis personajes en la imagen que usaré para darlos a conocer. Ya sean amor y esperanza o  melancolía y desesperación, esas emociones me hacen ver los colores, las siluetas y la distribución de los elementos en el cuadro. Siento que con cada línea que trazo y cada pincelada que doy, le impregno vida a la imagen; una vida  que espero pueda trascender más allá del papel y abrazar a quienes la vean. Quizás lo que digo suene muy romántico para algunos, pero tengo fé en que hay otros que saben de qué hablo.

Cuando pienso en una portada suelo hacer varios diseños hasta que alguno me convence. No son ilustraciones terminadas, solo garabatos con alguna emoción. Tampoco son perfectos,  porque soy solo una humana con un trozo de papel y no un software que puede lograr una simetría impecable; pero creo que la perfección está justamente en la imperfección de los detalles. Y no me refiero solo a los dibujos.

Bocetos de portadas: versión 3 y versión 4

También suelo hacer dibujos de los personajes durante el proceso. Me ayudan a entenderlos mejor: cómo lucen, cómo visten, qué expresiones  tienen y qué colores son sus favoritos.  A veces dibujo escenas entre ellos para poder ver más allá de las líneas y entender cómo interactúan, y a veces las escenas no quedan como quiero y debo borrarlas y empezar de nuevo. 

Alguien podría preguntarse "¿por qué tanto empeño en los dibujos cuando lo que quiere es escribir una historia, es decir, comunicarse con palabras?", y la respuesta es: porque mi objetivo es combinarlos a ambos, dibujo y escritura, para darle vida a los personajes de mi cabeza. De hecho, mi primer  acercamiento a la creación de historias fue por medio del dibujo;  la escritura vino después.

Diseño de personaje

    Es por todo lo anterior que desarrollar mis ideas me ha         tomado mucho tiempo (¡años!) y no puedo competir con         la velocidad con que hoy en día se publican los libros.             Para muestra, bastará con decirles que los personajes de         mi primera novela, El maullido de los Silvano (que subiré     a internet próximamente), nacieron por ahí del 2008-            2009, es decir, hace diecisiete años. Pero de ellos hablaré         más a detalle en otra  entrada.

    Hoy vivimos en una época dominada por la inmediatez,         en la que pareciera que lo importante es producir artículos     (digitales o físicos) y sacarlos al mercado "más  rápido         que el vecino  de junto". En un mundo así, tomarse el             tiempo necesario para desarrollar una historia, crear a sus         personajes  y entender sus emociones para construir, poco     a poco, su universo, es un acto de rebeldía. 

 

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